viernes, 25 de febrero de 2011

Otro mundo

Coger un avión para irte a la otra punta del mundo es lo mejor que te puede pasar. Desembarcar pensando en todo lo que esta por llegar en los próximos 7 días. Pensar, soñar e ilusionarte con aquel lugar que pronto está por llegar a tu vida. Dicen que viajar es cultura, y lo que realmente no te entra con los libros, si  te entra explorando un nuevo mundo. Me imagine La Habana muchas veces en mi vida, pero nunca lo que realmente conocí. Fue como de repente volar 30 años atrás y ver todo de forma diferente. Estar en otro mundo, que nada tiene que ver con el mío. La naturalidad de la gente, su gratuita amabilidad, su espóntaneidad, sus ganas de vivir. Las viejas calles , con sus coches de los años 30, sus palmeras, los emblemáticos edificios, el malecón y así millones de cosas más que podría describir. Pero lo que de verdad me impacto aparte de sus monumentos, fue su cultura. Gente que tiene muy poco, y aún así lo da , siempre sin perder una sonrisa en el rostro. Ser amables y hospitalarios no les cuesta nada. Allí no existen las prisas ni el estrés, todo funciona a un ritmo pausado. Adentrarte en la viviendas de las calles de la Habana, fue realmente deslumbrante. Ver casas sin puertas, ventanas, con el interior derruido, no es plato de gusto para nadie.
Se palpan las necesidades que sufre un país, de las cuales sus habitantes son conscientes. Tan diferentes a los europeos, que ahí esta el verdadero encanto de conocer algo diferente a nosotros.
Con necesidades, pero con sonrisas , con misera pero felices, ese el verdadero encanto cubano.